Las disposiciones del Servicio Nacional de Impuestos (SIN) respecto a la eliminación del impuesto a la venta de libros en Bolivia (esto dentro del marco de la Ley 366 del Libro y de la Lectura Óscar Alfaro) son claras y parecen sencillas en su aplicación.
Sin embargo se espera por parte de todos los involucrados en la producción literaria que haya una aplicación de esta ley severa con las personas que venden fotocopias de los textos de manera pública y sin ningún pudor y, por otro lado, que se apoye a toda la cadena de producción de libros.
La eliminación de la carga impositiva sobre la importación de libros traerá de forma inmediata el abaratamiento de los mismos en su precio final, es decir, cuando llegue al consumidor.
Este incentivo de seguro redundará en el aumento de ventas en la misma proporción que la rebaja; es decir que si el descuento es de un 13%, la venta de libros aumentará en un porcentaje similar.
Las políticas de incentivo a la lectura entre la población escolar debiera ser una estrategia del Estado, ya que si los niños y jóvenes agarran la afición por la lectura hay posibilidades altas de que la generación venidera se convierta en una nueva camada de lectores que a su vez repetirán la experiencia con sus hijos en el futuro.
Las políticas del Estado dentro de la Ley Óscar Alfaro se relacionan con la visión que existe sobre determinados temas y hay que agradecer y felicitar a quienes hicieron algo que estaba postergado, en apariencia, indefinidamente.
Sería muy fructífero que hubiesen otros incentivos para ayudar a toda la cadena de producción del libro.
Los beneficiados de estas tareas gubernamentales siempre serán los lectores.
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