Tenías que morir en un otoño
Mirando los castaños taciturnos
Del bulevar envuelto en la garúa.
Tenías que dormir el largo sueño
Lejos de nuestra pampa en primavera,
Lejos de aquellos cielos que volcaron
Todo un sol en nuestras pobres almas.
Ya volvió a florecer el jazminero
Cerca de nuestro ombú meditabundo,
Mas no volvió a cantarme la calandria
La canción que sabías.
¿Qué sueñas, margarita de mis campos,
de Pére Lachaise en el silencio eterno?
La música del viento entre los trigos,
la voz de la guitarra en los crepúsculos,
¿en tu dormido corazón no cantan?
Y querías volver sobre los mares,
Y querías soñar en los navíos
Con aquellas ardientes serenatas
Que te canté entre los rosales nuevos
Cuando la pampa se bañaba en luna.
Tenías que morir en un otoño,
Lejos del sol y de la tierra mía.
Te fuiste, margarita de mis campos,
Y cada vez que pronuncié tu nombre
Tu recuerdo dolió como una herida
Que se abriera de nuevo.
Hector Pedro Blomberg
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